Cleveland Cavaliers es el equipo que más puntos mete fuera de casa

El baloncesto es un deporte que, por suerte, genera un gran volumen estadístico para analizar. En muchas ocasiones aporta, además, conclusiones para comprender mejor toda esa vorágine, aumentada en la NBA dada la ingente cantidad de partidos por semana que podemos disfrutar. Así pues, observada con detenimiento, la estadística nos susurra interesantes historias. Como esta...

Draft 2013: Nerlens Noel, el muro

Nerlens Noel es un pívot de 2'11m que actualmente juega en los Wildcats de Kentucky. Con dieciocho años en el zurrón, tiene entre ceja y ceja arrebatarle el récord de tapones en una temporada en la NCAA que a día de hoy ostenta el pasado número uno del draft, Anthony Davis, con 186. Para ello, Noel está sumando actuaciones como la conseguida contra Ole Miss, con nada menos que doce tapones.

Los 13 puntos en 44 segundos de Tracy McGrady

A finales de 2004, en diciembre más concretamente, un partido de la NBA que, a priori, no tenía demasiado misterio, se convirtió en absoluto protagonista del año gracias a una portentosa actuación de Tracy McGrady. Y es que el escolta en apenas 45 segundos anotó 13 puntos que, a la postre, sirvieron para que los Houston Rockets ganaran a los San Antonio Spurs.

Los Lakers tendrían que ganar casi dos de cada tres partidos para entrar en Playoffs

Cuando Los Ángeles Lakers anunciaron, allá en el verano de 2012, que Steve Nash y Dwight Howard compartirían vestuario y cancha con Kobe Bryant y Pau Gasol, pocos, muy pocos, pensaban que a estas alturas estaríamos barajando la posibilidad, cada día más real, de que la franquicia se quede fuera de los Playoffs.

Declive y muerte de Pete Maravich

'Pistol' Pete Maravich era un genio del baloncesto. Muchas veces se hace uso de ese término en el mundo del deporte, pero pocas tendrán tanta razón como al referirse a este chaval de complicado carácter nacido en 1947 en Pennsylvania (EEUU).

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miércoles, 6 de febrero de 2013

El legado de Jason Kidd

Escrito a las 1:30 por albertoespinosa 0 comentarios


Aquel viernes 13 no era un día normal. El joven Kyrie iba a ver en el Continental Airlines Arena a los New Jersey Nets jugar contra los San Antonio Spurs en el quinto partido de la final de la NBA. Acompañado por su padre, Drederick, antiguo jugador de baloncesto, y su hermana, este chaval de once años nacido en Australia y huérfano de madre, se adentró en las profundidades del imponente pabellón que, en 2003, albergaba el hogar de los Nets.

Ese día se disputaba el quinto partido de la serie, el tercero consecutivo en el Continental Airlines Arena de New Jersey. El resultado hasta ese momento era de 2-2, por lo que una victoria del equipo local, liderado por Jason Kidd, le situaba en una posición privilegiada para encarar los dos últimos envites en Texas.

Kyrie observaba desde la grada cómo Tim Duncan dominaba los aros por parte visitante, mientras que Kidd aguantaba el duelo para los Nets. Seguramente durante ese partido, el pequeño niño se dio cuenta de la importancia del equipo por encima de las individualidades de las estrellas. Duncan se estaba saliendo (acabó con 29 puntos y con 17 rebotes) y los Spurs carburaban juntos. Kidd remaba como de costumbre, pero sus compañeros se enfrentaban a problemas físicos. Kenyon Martin sufría de problemas estomacales y no se encontraba en condiciones de dar la talla. Por su parte, Richard Jefferson tampoco aparecía. De hecho, no lo hizo hasta el último cuarto, cuando anotó 11 de sus 19 puntos.

Drederick, el padre de Kyrie, tuvo que consolarlo al final del partido. Los Nets perdían el quinto encuentro, dejando un 3-2 favorable a San Antonio en el global de la serie y con dos enfrentamientos por disputarse en casa de los Spurs. Era una situación límite. Y Kyrie, con tan sólo once añitos, lo sabía. La decepción fue grande, como no podía ser de otro modo.

No obstante, hay que aprender de todo, incluso de las derrotas. El pequeño Kyrie Irving supo, aquel viernes 13 de junio de 2003, que para ser un gran base necesitas a tu equipo. La sombra de Jason Kidd aún es alargada... y lo que nos queda.



viernes, 22 de junio de 2012

Larga vida al Rey

Escrito a las 12:18 por Redacción 0 comentarios


Esta noche ha sido coronado el nuevo Rey de la NBA. Desde hace unos años, sus más acérrimos seguidores se han empeñado en ponerle la corona antes de tiempo, apodándole King. Sin embargo, no fue hasta anoche cuando los dioses del baloncesto descendieron de los cielos para posar sobre las manos de LeBron James el anillo que, automáticamente, le convierte, por fin, en el Rey de la NBA.

Han sido años difíciles para LeBron. Sabiéndose uno de los mejores, si no el mejor, ha tenido que soportar burlas de un sector de la afición a la NBA que infravaloraba sus capacidades, su liderazgo y sus apariciones en los últimos minutos de los partidos clave.

Las críticas arreciaron tras la disputa de las finales de la temporada pasada, cuando Dallas Mavericks daba una lección de baloncesto a los Heat con un Dirk Nowitzki de escándalo. La comparación, siempre odiosa, dio por derrotado, muerto y sepultado a LeBron James, y encumbró al mejor jugador europeo de todos los tiempos al Olimpo de los Dioses.

No obstante, aquello supuso un cambio en la mentalidad del heredero de la corona. LeBron asumió sus errores y sus defectos, y tras el lockout, apareció un nuevo James, más maduro y equilibrado. El punto justo en el que desveló el crecimiento personal que había ganado fue durante los Playoffs, cuando Chris Bosh sufrió esa dichosa lesión en la zona abdominal y dio, por efectó dominó, más galones y más responsabilidad a LeBron y a Wade. Pero sobre todo a LeBron.

El Rey lo asumió como parte de la misión que se le había encomendado y así salvó la papeleta. Los Heat eliminaron a Indiana y acabaron con Boston en siete partidos. Les esperaba Oklahoma, de nuevo con Bosh en condiciones.

Oklahoma City Thunder llegaba a la final, no sólo como claro candidato, sino también como auténtico favorito. En temporada regular había conseguido el mejor balance, había derrotado a San Antonio Spurs como nadie lo había hecho en todo el año y desplegaba un baloncesto muy bonito sobre el que se alzaba una pieza fundamental, el que muchos ya aclamaban como nuevo Rey: Kevin Durant.

Pero la espada del 35 de los Thunder no fue suficiente para batir a un ejército desbocado que, tras perder la primera batalla, no sólo contraatacó sino que acabó arrollando a los chicos de Scott Brooks. Cuatro victorias consecutivas del Rey LeBron James daban el título a Miami Heat. Cuatro actuaciones dignas de la historia daban la corona al nuevo Rey.

Para la leyenda queda ya el triple del cojo. LeBron James, dolorido tras una torcedura al final del último periodo del cuarto partido de la final, tuvo que salir a pista con una ostensible cojera para anotar un triple delante de Kevin Durant que empataba el partido. El golpe moral fue suficiente para que Oklahoma no pudiera volver a ponerse por delante y Miami se acabó llevando el gato al agua. El 3-1 conseguido aquella noche sería, a la postre, insalvable para los Thunder. El Rey LeBron estaba a un paso de conseguir la corona.

Y la consiguió con un soberbio último partido y con un triple doble a sus espaldas (26 puntos, 11 rebotes y 13 asistencias). Acabó la batalla en la retaguardia, dejando que sus compañeros disfrutasen del fragor del momento. Y acabó la temporada abrazado al que tuvo la osadía de disputarle el trono. Tras nueve temporadas en la NBA, por fin, LeBron James había conseguido un anillo. Su anillo.



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